20.7.14

-Love EVERY Body - 8vo mes-


Este artículo llega dos semanas tardes, lo sé. Pero es que esta asignación del taller Love EVERY Body trata de un tema especialmente difícil para mí: nuestra piel.

Mi relación con mi piel fue mala desde que llegué a la pubertad. El acné me pegó bastante fuerte, y nunca se fue en realidad. Granos y puntos negros son mi realidad constante incluso al día de hoy. También me desarrollé muy rápido: según lo recuerdo, un día me levanté usando un corpiño talle 100 y con estrías en los pechos por el rápido estiramiento de la piel. Y sin embargo, el verdadero problema no fue ni el acné ni las estrías: lo que me torturó por años fue la picazón.

Alrededor de los 12 ó 13 años empecé a notar que la piel me picaba continuamente. No era algo que tuviera presente en todo momento: podía estar charlando entretenida, cenando o mirando una película, y me descubría rascándome alguna parte de mi cuerpo, desde la cabeza hasta las piernas. Y con el rascarme llegaron las lastimaduras, y después las cicatrices.

Para cuando llegué a los 20, tenía el cuerpo cubierto en cicatrices y lastimaduras de distintos tamaños. Y todavía no podía dejar de rascarme. Que alguien me preguntara el porqué ya era rutina. Que yo inventara una respuesta también. “Alergia”, solía decir. “Mi perro me rasguñó” también. Porque confesar la verdad me resultaba muy vergonzoso. Y es que el diagnóstico oficial era simple y directo: era mi culpa por ser muy nerviosa.

Todos los médicos que consulté durante mi adolescencia me dijeron que la picazón se debía a un estado nervioso excesivo, que debía tranquilizarme y esta se iría. Y lo intenté, juro que lo intenté. Probé mil cosas para forzarme a dejar de rascarme. Y nunca funcionó. Pasé años cargando con la culpa de estar causándome esto a mí misma, y de no ser lo suficientemente fuerte para poder detenerme.

Recién a mis 27 años una doctora descubrió por casualidad que en realidad todo se debía a una condición médica llamada dermatitis atópica, que causa severa resequedad y picazón en la piel de todo el cuerpo. Supuestamente es algo que suele darse en niños y al llegar la adolescencia se desvanece sola. A mí siempre me gustó llevar la contraria, je. Ahora aprendí a cuidar mi piel correctamente, a utilizar los jabones y cremas creados para pieles atópicas. Y la picazón desapareció casi por completo, pero las cicatrices siguen ahí.

Y aunque pude perdonarme por los años de sufrimiento y reconocer que nunca fue algo por lo que tuviera que sentirme culpable, todavía no consigo hacer las paces con mi piel. Todavía odio ver las cicatrices, y sigo deseando tener la piel clara y sin marcas que tantas mujeres parecen tener. Supongo que aprender a amar mi piel es algo en lo que aún tengo que trabajar… pero me tengo fe.

Cuéntenme, ¿ustedes tienen cicatrices, estrías o algo por el estilo que las moleste?


Si tienen un ratito, dense una vuelta por lo de Leah para ver los artículos de las otras increíbles bloggers que también están participando.

-Love EVERY Body - 8vo mes: Amá la piel en la que estás (o por lo menos intentalo) www.curvaslibres.blogspot.com

This post comes two weeks late, I know. But this assignment of the Love EVERY Body workshop deals with a difficult subject for me: our skin.

My relationship with my skin has been a bad one since I hit puberty. Acne hit me quite hard, and it never really left. Zits and blackheads are my constant reality even today. My body also developed pretty early: as far as I remember, one day I woke up wearing a large bra and with stretch marks on my breasts. And still, the true problem wasn´t the acne or the stretch marks: what tortured me for years was the itch.

When I was around 12 or 13 y/o I started noting that my skin itched constantly. It wasn´t something that was in my mind all the time: I could be chatting, dining or watching a movie, and found myself scratching some part of my body, from my head to my legs. And with the scratching came the injuries, and then the scars.

By the time I was 20, my body was covered with scars and injuries. And I still couldn´t stop scratching myself. To have someone ask me the reason for my injuries was a routine. And so was for me to make up an answer. “Alergies” I used to answer. “My dog scratched me” too. Because confesing the truth was too shameful for me. The official diagnosis was simple and direct: it was all my fault for being too nervous.

 Every doctor I saw during my teenage years told me the itch was cause by a nervous state, that I should just calm down and it would disappear. And I tried, I swear I tried. I tried a thousand things to force myself to stop scratching. And they never worked. I spent years feeling guilty for bringing this on me, and for not being strong enough to stop myself.

Only when I reached 27 y/o a doctor found out by chance that it was all due to a medical condition called atopic dermatitis, which causes severely dry skin and itchiness. It´s suppose to appear during childhood and vanish before adolescence. I always enjoyed going against the current, ha. Now I learned how to take care of my skin properly, to use soaps and lotions specially made for atopic skins. And the itchiness disappeared almost completely, but the scars remained.

And even though I could forgive myself for the years of suffering and acknowledge that it was never something for which I should have felt guilty, I still can´t make peace with my skin. I still hate seeing my scars, and wish I had the clear and mark-free skin that so many women seem to have. I guess learning to love the skin I´m in is still a work in progress for me… but I know I can do it.   

Tell me, do you have scars, stretch marks or something like that that bothers you?

If you have a few minutes, check out Leah´s blog to see the other amazing bloggers´ posts. 


-Gi-

3.7.14

-Vistiendo curvas - Junio alrededor del mundo


¡Buenas! Pasó junio y estos son mis looks favoritos de algunas de las fatshion bloggers que nos muestran cómo lucen sus curvas en otras partes del mundo.



-1-Miss Fatbulous- Tanja luce un hermoso vestido hi-low, y lo personaliza tomando el amarillo brillante de Blondie y agregando un cinturón y un saco del mismo color para complementarlo. ¡Divina!

-2-Le blog de Big Beauty- Los looks de Stephanie siempre tienen muchísima clase, y este no es excepción. Acá junta una remera estampada, una pollera de seda y zapatillas deportivas para un estilo sports luxe que suma elegancia con los accesorios. (Yo también usé esteestilo en el verano, pero más colorinche.)

-3-Kurvig Schön- Natalie se calzó un mono de jean y logró que luzca súper moderno y no como si fuera a una fiesta de disfraces de los ´70 agregándole un par de tacos bicolor y una campera motoquera. El mono suele ser una prenda difícil de que quede bien en mujeres de curvas generosas (por lo menos los que yo me probé me hacían parecer de 8 meses y medio de embarazo), pero ella prueba que todo es cuestión de encontrar el modelo adecuado y animarse.

-4-Dressing these curves- Jennifer hizo una serie sobre atuendos laborales y éste es sin duda mi favorito. La blusa blanca es un clásico actualizado por el corte cruzado, y la pollera lápiz le da una silueta sumamente femenina sin dejar de ser profesional.

Cuéntenme, ¿qué looks las inspiraron a ustedes este mes? 


-Gi-

1.7.14

-La guía más simple para NO vestir la forma de tu cuerpo-

Hace unos días subí un fotomontaje a la página de Facebook de Curvas Libres Indumentaria titulado La guía real para vestir la figura de tucuerpo y que justamente se burlaba de este concepto. (Si todavía no lo vieron, vayan. Yo las espero. Vale la pena) El tema es que, aunque creo que esas guías son buenas para darnos un marco de referencia, en muchos casos también limitan nuestro estilo.

Las reglas sobre qué usar tienen como objetivo “engañar” los sentidos de los demás para que piensen que tenés la figura ideal de nuestra cultura: alta, delgada, con forma de reloj de arena (90-60-90). Esa es la figura que estamos entrenadas culturalmente para buscar, y por eso es que seguimos estas reglas muchas veces. ¡Y no está mal! Si salgo con Novio quiero que él piense que luzco atractiva, y si vas a una entrevista de trabajo es lógico que prefieras que tu potencial jefe se enfoque en vos y no en pensar “por Dios, ¿¿qué se puso esta chica??”

El problema llega cuando dejamos que estas reglas dicten nuestro estilo y guardarropas diario, y dejamos de usar cosas que nos gustan sólo porque no corresponden a la forma en que “deberías” vestir tu cuerpo. Así que sin más introducción, te traigo La guía más simple para no vestir la forma de tu cuerpo.

La guía más simple para no vestir la forma de tu cuerpo www.curvaslibres.blogspot.com


Hacé una lista de las cosas que no te animaste a usar porque no son para tu figura

Pensá  en prendas (como puperas o minis), en estilos (usar la remera por dentro del pantalón o ponerte una camisa de gasa sin una musculosa abajo), o incluso colores (blanco, metalizados). Escribí una lista de todas las cosas que siempre te dijeron que no van con tu cuerpo pero igual te gustan.


¡Empezá a probar!

¡No hace falta que robes un banco y te empieces a comprar un millón de cosas que no sabés si volverías a usar! (Aunque si robás un banco y te sentís generosa, mándame un mail que te paso mi número de cuenta. Nadie necesita saberlo…)

Agarrá esa remera vieja y con manchas de salsa de tomate que tenés en la pila de “ropa de entrecasa” (sé que la tenés, no me mientas) ¡y cortala! Medí dónde tendría que terminar para que te quede como pupera y mandá tijera. Probatela con una remera abajo y sola, a ver qué opción te convence más.

Parate frente al espejo con tu pantalón y tu remera favoritos, para darte ánimos, y probá cómo queda si te metés la remera dentro de la cintura del pantalón. Mirate de frente, de costado. Probá metiendo dentro sólo el frente de la remera. Sí, no te “elonga” ni te “disimula” la panza. Pero ¿te gusta cómo te queda?

Andá a un negocio y agarrá del perchero una prenda que nunca pensaste que iría para vos. Metete en el probador y dale una oportunidad. ¿Cómo te queda? ¿El color hace resaltar tus ojos? ¿Es un estilo que te hace sentirte con más confianza que lo que solés usar? Sacate una foto con tu celular y mirala un rato, analizala desde tu propio gusto en vez de buscar cómo “debería” lucir.


Usá lo que te gusta

Cuando encuentres algo que te guste, ¡usalo! Si te encantó como te quedaba la pupera aunque mostrara un poco de panza, ponétela. Si una mini hace que tus piernas sean las de una diosa sexy, ¡lucilas! Esa es la belleza de encontrar nuestro estilo personal, que nosotras somos las que decidimos cuándo y cómo vestimos nuestro cuerpo. Puede que un día quieras vestirte para alagar tu figura, y otro simplemente te quieras poner algo que te gusta y te hace sentir divina.

Nunca pierdas de vista que quienes diseñan esas guías lo hacen con una figura estática en mente. Vos sos vos, con tu personalidad, tu estilo, tus manías. Vestirte para vos misma y no para una figura particular es lo que hace divertido salir a la calle con una prenda distinta cada día.    

Gabi lo dijo tan perfectamente que ni voy a tratar de mejorarlo: “La ropa debe ser una forma de expresarte a vos misma, no de hacerte más delgada”.


Contame, ¿qué te gustaría usar pero nunca te probaste? ¿Te animás a darle una oportunidad y contarnos qué pasó?


-Gi-

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